Uterviejo
Ayer por la tarde nos fuimos de ruta por las alcarrias de Huete, aprovechando la bendita temporada baja que nos deja algún que otro domingo libre. Después de dar unos cuantos tumbos caímos por la antigua iglesia románica de Caracena. Aún quedaba luz, de diáfana tarde decembrina, y por eso de la asociación de ideas acabamos en el cercano despoblado de Uterviejo, por el que hace años que no parábamos. Allí sigue su media iglesia románica, como siempre, como cortada a cuchillo por la mitad, con sus muros torcidos y desmochados en el medio de ninguna parte, soportando incuria y olvido cada vez más en precario; y allí siguen sus Cuevecillas de los Moros, talladas en la ladera desde tiempo inmemorial. No es que Uterviejo sea gran cosa desde el punto de vista del atractivo turístico o del atractivo a secas, pero es un curioso lugar, y es simbólico, quizás demasiado simbólico en estos tiempos en los que hemos dejado de hablar de desarrollo rural para empezar a hablar de despo