Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2018


Belmonte entre ababoles.

Imagen
Unas fotos muy rápidas, en una pequeña pausa. Qué frustración no tener un poco más de tiempo...


Barrachina, sobre el Turia.

Imagen
Alif, Lam, Mim. En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Decía una antigua jráfa andalusí, que aún hoy se cuenta en Yamal el-Fnàa y antaño se recitaba en los patios de Sevilla, que el Omnisciente, en su obra de la Creación, se reservó Al-Andalus para el final, la tierra del Extremo Occidente, ya que habría de ser su niña bonita, la predilecta. Ninguna porción de este mundo hizo con más cuidado el Todopoderoso, ninguna más hermosa y abundosa, ninguna más parecida  a la Ÿanna , ninguna tan concedida de toda gracia y dádiva… salvo la del buen gobierno. Y en estas andaba el Originador (Alabado Sea) cuando le tocó modelar, cual alfarero inconmensurable, el centro de su tierra bienquerida. Y he aquí que elevó arrecifes y corales del fondo del mar y los esculpió y los hizo montaña, pero con sutileza y exquisitez supremas, y luego los fecundó de aguas y ríos, hizo explotar la vida por doquier y envió djinns para que cuidasen de su obra. Y así surgieron las sierras


Hogueras de la Cruz de Mayo. Cuenca

Imagen
Una fiesta de Cuenca que poco a poco se desvanece. Las celebraciones de la Cruz de Mayo, o de la Invención de la Cruz, proceden de los antiguos festivales célticos de Beltane, antípoda luminosa del Samhain, su reflejo sombrío en el ciclo anual. En Beltane, pórtico del Mes Verde, se expulsaba al invierno y se recibía a la primavera, simbolizada por los árboles-mayo que se traían del bosque profundo y se colocaban en plazas y encrucijadas, engalanados y floridos. En el juego de  equilibrios de la creencia antigua, árboles para traer la vida y hogueras para conjurar a la muerte, a la que en efigie se arrojaba a las llamas entre bailes y alegrías. El Cristianismo adoptó la vieja fiesta pagana, como fue costumbre, y en una analogía casi perfecta el árbol mágico pasó a ser cruz verdecida, símbolo también de vida, y así como la occisión del espíritu del árbol servía para traer la vida, así el sacrificio de Cristo era vida y salvación eterna. Las Cruces de Mayo decayeron en Cuenca